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martes, 11 de febrero de 2014

Hórreos y paneras en Llanera



   Ciertamente una imagen que intente representar la región asturiana no estaría completa sin la presencia de un hórreo. Suscribo la expresión: “Es imposible concebir Asturias sin hórreos”. Sin lugar a dudas, es una estimable representación de la economía, ligada desde siempre al sector primario, y del modo de vida de nuestra zona rural.


   El hórreo asturiano es un granero de madera, aislado y elevado del suelo mediante unos pilares de madera o piedra que terminan en unas planchas, los tornarratos o muelas, para que los roedores y otros animales no puedan acceder a la parte superior. Este tipo de estructura mantiene al hórreo sobreelevado para evitar la humedad, permitiendo la ventilación a través de huecos y ranuras entre las tablas que forman sus paredes.



   Dentro se pueden guardar el grano, frutas y hortalizas, la matanza, aperos agrícolas y todo tipo de enseres y herramientas. Además en la parte baja, protegidos por la lluvia, se suelen ubicar el carro, el arado o leña recogida para el invierno.



   Todo parece indicar que el hórreo era un elemento bastante frecuente en nuestras aldeas ya desde el siglo IX, aunque como es lógico no existe documentación clara y precisa que nos proporcione una visión nítida de cómo eran, dónde se ubicaban, cómo se construían, ………… y sobre la propia evolución del hórreo primitivo asturiano. Parece evidente que ya desde el principio estuvieron presentes en tierras de Llanera.



   Existen más datos sobre los hórreos de los siglos XIII-XIV en nuestra región, considerando al material de cubierta como elemento diferenciador. En este sentido se constata la presencia de hórreos de madera con cubierta de paja “orriospallizos” y con cubierta de teja “orriostellados”, en el municipio de Llanera.


   Por hórreos de madera se entiende al «hórreo patrón» asturiano, consistente en una cámara elevada y cerrada por grandes tablones verticales (colondras, engüelgos), encajados en vigas horizontales (trabes y liños); lo que no se puede aventurar es si la planta era ya cuadrada y si la cubierta era a dos o cuatro aguas. En todo caso, si se destaca la madera es porque otros hórreos más arcaicos estarían hechos de otros materiales (varas entretejidas a modo de cabazos...).



   En otro aspecto, existen referencias sobre las llaves para mantener cerrados los hórreos. Muy curioso este detalle.
   Desde comienzos del siglo XV la cubierta predominante del hórreo patrón asturiano pasa a ser de teja, una vez que éstas ya se habían generalizado, tiempo atrás, entre las casas. Con respecto a la parte inferior de los hórreos, curiosamente se mantiene la denominación de pies para los pegollos. A lo largo de este siglo XV se tienen referencias sobre elementos arquitectónicos de piedra para cerrar el espacio comprendido entre esos pies o pegollos, al igual que sucede en la actualidad, en algunos casos. Pero esta zona entre pegollos debió estar normalmente libre, aunque sólo fuera para facilitar los traslados o para guardar el carru y otros aperos de labranza.



   En la zona central de Asturias, la diversidad de hórreos que conviven en esta época poco a poco va a ser eliminada con la aparición del hórreo asturiano actual, a finales del siglo XV. Sus características más destacadas, que lo diferencian del resto de hórreos peninsulares y europeos, son su cubierta a cuatro aguas y la posibilidad de ser trasladado de lugar indefinidamente sin que sufra su estructura. Esta tendencia unificadora surge en los concejos de Villaviciosa, Cabranes y Piloña, donde existen un importante número de graneros de esta época con características estructurales y decorativas semejantes.
   Es un hórreo ligero de construcción, estable, duradero y totalmente desmontable, que se puede armar y desarmar indefinidamente; no emplea clavazón de hierro sino que sus piezas van todas encajadas o fijadas con tornos de madera a presión. El nuevo modelo de hórreo era técnicamente muy superior.



   En la mayor parte de la zona rural asturiana, el campesino no era propietario de sus tierras ni de su casa, trabajaba una tierra a cambio del pago de unas rentas, y seguramente estaría más dispuesto a invertir parte de su trabajo o de su excedente en un hórreo, que era de su total propiedad, y que podía vender, empeñar o dejar en herencia; incluso podría trasladarlo a otro lugar donde se desplazase, en el caso de tener que abandonar las tierras y la casa que no le pertenecían. En muchas ocasiones esos traslados se hacían por una compra-venta, por un cambio de vivienda o por la expropiación de un impago. El traslado se hacia por medio de carros de bueyes.
   Quizás esta sea la ventaja más sobresaliente, tal vez causa principal de su creación y pervivencia, al ser considerado un bien mueble que se podía colocar en terreno ajeno sin que ni el suelo se haga con la propiedad del hórreo ni el hórreo con la del terreno.


   Se construyeron un gran número de hórreos durante los siglos XV y XVI, de dimensiones medias, incluso grandes, levantados en su día para almacenar los frutos de la cosecha en su interior. Sus innumerables funciones dentro del ámbito familiar, lo convierte en una parte más de la propia vivienda  y un elemento fundamental en la unidad de producción de la vida campesina. Es la familia la que produce con su trabajo todo lo necesario para su subsistencia, característica propia de toda la sociedad asturiana hasta bien entrado el siglo XX.



   Las sucesivas modificaciones que sufre el campo asturiano se verán reflejadas casi de inmediato en los hórreos; especialmente importante es la difusión de los nuevos cultivos procedentes de América, la llegada del maíz en el siglo XVII, y más tarde la patata, ya en el siglo XIX. Con la  aparición del maíz en los linios o vigas superiores de las paredes del hórreo, se clavaron gruesos clavos de enormes cabezas, muchas veces rompiendo la decoración tallada en esas piezas, con el objeto de colgar en ellos las riestras de este cereal a secar al aire pero bajo techo, aprovechando el gran vuelo del alero. Por otra parte y al mismo tiempo, aparecen las primeras paneras, de planta alargada y que muy pronto incorporaron un corredor en un costado, para colgar en su barandilla el maíz y dejar secar en su piso las habas, cebollas, y otros productos. Es ya en el siglo XVIII cuando se incorporan los primeros corredores.



   En algunas zonas se hace necesaria la construcción de paneras debido al aumento de producción agrícola y se construyen a un ritmo bastante intenso desde el último tercio del siglo XVIII hasta finales del XIX.
   La importancia alcanzada por el cultivo de maíz en el siglo XVIII, se verá reflejada en el rapidísimo desarrollo que experimenta la panera: de las primeras, relativamente pequeñas y con un solo corredor, se pasará inmediatamente a dos, tres o los cuatro costados. El ritmo de construcción es intenso en casi todo el XIX, favorecido por el mantenimiento de la casería como unidad indivisible de la explotación del territorio y empujado además por el cultivo de la patata.



   Por otra parte, una espléndida decoración los cubre y permite conocer, en algunos casos, no sólo la cronología y la existencia de unos pocos talleres que sirvieron una extensa área, si no que en el momento de su construcción, junto a lo fundamental, se cuidó el aspecto de enriquecimiento y ostentación que suponían estos detalles ornamentales. No hay que olvidar que muchos de los maestros que construyeron estas piezas, participaron también en la construcción de retablos de iglesias de nuestra geografía. Existe un conjunto de piezas, a veces excepcionales, de la arquitectura civil desde finales de la Edad Media hasta la actualidad. Es un museo al aire libre único en Europa.
   Algunos de sus costados fueron ricamente decorados con tallas y dibujos, integrando un amplio repertorio de símbolos y motivos decorativos, que variarán de significado según la época y el espacio geográfico donde se desarrollen. Dichas decoraciones no modificarán las formas constructivas de los hórreos y paneras, pero los dotarán de una gran riqueza cultural y simbólica. 



   Muchos de los hórreos y paneras que conocemos estarían en su mayor parte decorados, confiriéndoles un aspecto mucho más vistoso del que actualmente tienen y que tras el paso de los siglos, ha desaparecido por las inclemencias del tiempo e incluso por el traslado y posterior cepillado de algunos de sus elementos.
   El contacto directo con la zona rural de Llanera te permite observar y apreciar muchos de estos detalles, en este sentido es digno de elogio y merece una especial reseña, una vez más, el esfuerzo para el cuidado y mantenimiento de estas piezas arquitectónicas por parte de sus propietarios.


   En muchos casos es difícil de precisar la antigüedad de un hórreo concreto pues con el paso del tiempo se han ido haciendo pequeñas reformas, necesarias en muchos casos, añadiendo corredores, cambiando el tejado o faldones, tolondras, trabes o los pegollos, pintando algunas partes o la totalidad.


   Tenemos una gran variedad de hórreos y paneras repartidos por los distintos pueblos y lugares del Concejo. La mayoría muy bien cuidados y en uso, otros, por el contrario, en un avanzado estado de deterioro. Una pena. En este sentido, resultaría muy interesante hacer un censo completo y preciso de hórreos y paneras de Llanera, al igual que existe en otros municipios.






7 comentarios:

  1. Me ha encantado ver mi hórreo de Severies, esta preciosa la foto gracias

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    1. Gracias Charo por tus agradables palabras, me alegro mucho que te haya gustado ver a tu hórreo en "Caleyando por Llanera".

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  2. Maravillosa entrada y maravilloso blog, enhorabuena! Llanera es un concejo paradójicamente muy desconocido para mucha gente del centro de Asturias. Un saludo desde San Cloyo!

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  3. Gracias por tus palabras de ánimo! Veo que vives cerca de Llanera y muchas cosas te resultarán familiares. Ciertamente la zona central de Asturias posee lugares muy diversos, algunos tienen un atractivo especial, otros poseen una historia peculiar, .......... Un saludo

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  4. Hola Luis Carlos soy https://www.facebook.com/public/Joaquin-Alvarez-Gonzalez seguidor de tu blog, amante y defensor de todo lo relacionado con la etnografía y la puesta en valor de la labor de nuestros antepasados. He estado fotografiando hórreos, paneras, molinos, etc., del concejo de Llanera y me falta mucha documentación para acompañar a las fotografías que divulgo en RS. Chema Martinez me ayuda y estoy pendiente de una revista de La Piedriquina y otra documentación de El Tapín. Te molesto por si tienes alguna documentación que me puedas facilitar sobre el Molino de Rubiano en Requejo y sobre la panera de Casa Manolón en Tuernes el Pequeño. Gracias por anticipado y quedo a tu disposición para cuantas consultas o ampliación de datos puedas precisar. Saludos. joaquín álvarez - joaquinnad@gmail.com - 689.149.632

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  5. Hola Joaquín, coincidimos en la afición por todos aquellos aspectos relacionados con la etnografía y la labor de nuestros antepasados, en mi caso añadiría también a la naturaleza en su amplio ámbito. Siento no poder ayudarte, carezco de la documentación que necesitas tanto sobre el Molino como de la panera de Manolón. Si en algún momento tropiezo con algún detalle me pondré en contacto contigo. También quedo a tu disposición, un saludo.

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  6. Hola Luis Carlos,primero de todo mis mejores deseos para este nuevo año, ya sabes, salud, amor del bueno y empeñarse en ser lo más felices posible que con lo que nos rodea no es fácil. Y también consultarte si tienes o sabes donde puedo encontrar alguna información sobre un hórreo Casa Pallarón en Guyame que fotografíe antesdeayer y que es del 1771. Gracias por adelantado, saludos y SALUD.

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